LA TÍA SARA
Había una vez un niño muy especial llamado Juanito. Cuando nació
no tenía sus bracitos ni sus piernitas, pero eso no fue motivo para que Juanito
no fuera feliz.
Sus padres lo cuidaban mucho porque aparte de nacer sin sus
extremidades, también era muy inquieto, sus padres no sabía cómo Juanito
lograba bajar de la cama y pararse sobre su torso.
─ Mamá ─ Dijo
Juanito.
─ ¿A la escuela? Preguntó su mamá.
─ Sí mami, ya quiero ir.
Su madre se quedó mirándolo, no podía decirle que sentía temor
porque se burlaran de él.
Tanto insistió Juanito que su mamá lo matriculó en la escuela.
Ese día desde las 5 de la mañana Juanito andaba por toda la casa lleno de
felicidad.
─ Juanito ─ Le dijo su mamá. ─ Tú sabes que eres
especial y que tu padre y yo te amamos. Hoy comenzarás la escuela donde hay muchos niños; me duele
decirte esto, pero sabes que tal vez muchos niños se burlarán de tí y algunos
no entenderán que eres especial.
─ No te
sientas mal ─ Dijo
Juanito sonriendo. ─ Ya me he
preparado para eso, no te preocupes, el ser especial es un don de Dios.
Cuando llegó a la escuela, sus compañeros se quedaron mirándolo
y Juanito en lugar de sentirse mal, sonreía y hacía muchos de los trucos que
había aprendido.
Juanito era un gran compañero y además muy inteligente. A todos
ayudaba y cuando alguno quería decirle algo feo, todos los demás compañeros
salían en su defensa.
Juanito tenía muchos amigos, con su forma de ser y a pesar de su
incapacidad, había logrado ganárselos.
Así fue creciendo Juanito y los temores que su madre tenía, poco
a poco se fueron desvaneciendo. Había llegado a ser un niño ejemplar y lleno de
amor, pero sobre todo a ser valiente, a no dejarse derrotar por las cosas que
la vida no nos da.
¡Qué lección para los demás compañeros! Cuando alguno aflojaba
en algo, Juanito, con su espíritu de lucha, lo alentaba a seguir adelante.
No hubo en la escuela quién no hablara bien de Juanito. Él, con
su boquita escribía y así, con ayuda de sus padres y compañeros, terminó la
escuela, sabiendo que la adversidad, si se mira con valentía, se puede vencer y
llegar a hacer de uno un campeón en la vida.
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