María Alicia Esain
¡Pobre mago! Cada vez que actúa los trucos le salen al revés y
en lugar de aplausos, sólo consigue burlas y silbidos de desagrado. No sabe qué
hacer. Ensaya y ensaya… ¿Tendrá esta noche la ocasión de lucirse? Debe actuar
en un gran teatro. El dueño ha prometido contratarlo para varias funciones si
al público le gusta su magia.
A la hora del espectáculo la gente colma las plateas. Las luces
están encendidas y todos esperan que el mago se presente. Sobre el escenario
están sus elementos mágicos. Una música llena de suavidad y misterio suena al
comenzar…
Tropezón y su ayudante, la hermosa Titina Poligriya hacen su
aparición. Él, de negro, con galera oscura y zapatos plateados, al igual que su
varita mágica. Ella: una túnica roja y oro, los ojos pintados de azul y plumas
color fuego en el pelo. Calza sandalias altísimas bordadas en piedras… ¡Se ha
anunciado función de lujo!
La música se detiene, las luces van apagándose. Un reflector
ilumina el escenario… El artista hará un truco con naipes gigantes…Explica qué
carta debe aparecer, mueve la varita y pronuncia las palabras mágicas:
-¡Chiriripín , chiripiuska, que se haga la magiuska!
En lugar de la carta esperada, salen volando todas las cuentas
que el mago debe pagar. Son tantas que tapan las cabezas de la primera fila de
asientos por completo.
En medio de un silencio terrible y sin ponerse nervioso,
Tropezón hará el truco de la galera y el conejo. Mueve la varita. Pronuncia las
palabras mágicas:
-¡Chiriripín , chiripiuska, que se haga la magiuska!
Salen una gallina con cinco pollitos que caminan por el pasillo
central del teatro y van a la salida como saludando entre cacareos y pío-
píos…Vuelve el silencio.
Es el turno de las cajas mágicas con palomas…Se prepara el mago
y Titina Poligriya le acerca lo necesario. Mueve la varita. Pronuncia las
palabras mágicas:
-¡Chiriripín , chiripiuska,
que se haga la magiuska!
Aparecen dos ranas y un loro. Titina grita como loca, se le
quiebra un taco y el loro se le posa en su cabeza…El público permanece en
silencio total…
Esta vez no fallará. Con unas sogas especiales es atado por
Poligriya, él se desatará y los errores se olvidarán. Mueve la varita.
Pronuncia las palabras mágicas:
-¡Chiriripín , chiripiuska, que se haga la magiuska!
Al instante se produce en el escenario un movimiento de sogas,
brazos y piernas tal que Tropezón parece un paquete del correo, pero con
galera. Silencio…
De pronto, estallan carcajadas gruesas y finitas, aplausos como
truenos Los asistentes lloran de la risa. Algunos se ponen de pie para
felicitar al mago y otros se acercan al dueño del teatro para decirle que se
han divertido muchísimo. Tropezón y Titina Poligriya, al borde del desmayo,
escuchan:
-¡Este espectáculo cómico está contratado!
Y de tanto desastre, nace un nuevo éxito…La suerte del mago ha
cambiado
Muy feliz por encontrar mi trabajo aquí.
ResponderEliminar