Teresa Briz Amate,
Francisco Briz Amate
Braulio, el policía autonómico más viejo de Ceuta, escuchó el
pasado siete de marzo este extraño diálogo entre un coche que estaba mal
aparcado y una de las grúas del ayuntamiento:
-
¡Buenos
días, coche rojo! estás mal aparcado
-
Sí,
es verdad, lo siento mucho, pero yo no tengo la culpa, mi dueño humano me ha
dejado aquí porque se me ha acabado la gasolina sin plomo.
-
Lo
comprendo, pero las ordenanzas municipales dicen que tengo que llevarte al
depósito de coches del ayuntamiento.
-
No
seas mala, grúa guapa, mi dueño está a punto de regresar con un bidón de
gasolina, además tengo el motor un poco cansado, creo que estoy averiado.
-
Pero
aquí no puedes quedarte, ¡está prohibido aparcar!
-
¡Mira
grúa!, por allí llega mi dueño con vitaminas para mi motor.
-
¡Está
bien! puedes marcharte, pero otro día procura no aparcar en un sitio prohibido.
-
¡Muchas
gracias, grúa guapa!
-
¡Hasta
la vista, coche rojo!
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