domingo, 13 de julio de 2014
CUENTO: EL PRÍNCIPE CENICIENTO
BABETTE COLE
El príncipe
Ceniciento no parecía un príncipe, porque era bajito, pecoso, sucio y delgado.
Tenía tres
hermanos grandullones peludos que siempre se burlaban de él.
Estaban
siempre en la Disco Palacio con unas princesas que eran sus novias.
Y el pobre
Príncipe Ceniciento siempre en casa, limpia que te limpia lo que ellos
ensuciaban.
¡Si pudiera
ser fuerte y peludo como mis hermanos! – pensaba junto al fuego, cansado de
trabajar.
El sábado por
la noche, mientras lavaba calcetines, un hada cochambrosa cayó por la chimenea.
-Se cumplirán
todos tus deseos- dijo el hada Zis Zis Bum, Bic, Bac Boche, esta lata vacía
será un coche -¡ Bif, baf bom, bo bo bas, a la discoteca irás!
-¡ Esto no
marcha! – dijo el hada.
-¡Dedo de rata
y ojo de tritón salvaje, que tus harapos se conviertan en un traje!
-(¡Caramba!)-
pensó el hada-, ¡no me refería a un traje de baño!
– Ahora
cumpliré tu deseo más importante. ¡Serás fuerte y peludo a tope!
¡Y vaya si era
un Ceniciento grande y peludo!
-¡jolines! –
dijo el hada-. Ha vuelto a fallar, pero estoy segura de que a medianoche se
romperá el hechizo.
Poco se imaginaba
el Príncipe Ceniciento que era un mono grande y peludo por culpa de aquel
error. ¡Él se veía tan guapo!
Y corriendo a
la discoteca. El coche era muy pequeño, pero supo sacarle provecho.
Pero al llegar
a aquella disco de príncipes, ¡era tan grande que no pasaba por la puerta!
Y decidió
volver a casa en autobús. En la parada había una princesa muy guapa.
- ¿A qué hora
pasa el autobús? – gruñó
Por suerte,
dieron las doce y el Príncipe Ceniciento volvió a ser como antes.
-¡Espera!-
gritó ella, pero el Príncipe Ceniciento era tan tímido que ya había echado a
correr. ¡Hasta perdió los pantalones!
La princesa
creyó que la había salvado ahuyentando a aquel mono peludo.
Aquella
Princesa resultó ser la rica y hermosa Princesa Lindapasta.
Dictó un bando
para encontrar al propietario de los pantalones:
“La princesa
Lindapasta decreta que se casará con quien pueda ponerse los pantalones
perdidos por el príncipe que le evitó ser devorada por el Gran Mono Peludo. Hoy
comenzarán las pruebas.”
Príncipes de
lejanas tierras intentaron ponérselos.
Pero los
pantalones se retorcían y nadie lo conseguía.
Como era de
esperar, los hermanos del Príncipe Ceniciento se peleaban por probárselos.
-Que se los
pruebe él, -ordenó la princesa, señalando al Príncipe Ceniciento.
– Este mequetrefe
no podrá ponérselos- se burlaron sus hermanos.
…¡pero lo
consiguió! La Princesa Lindapasta se le declaró al punto.
El Príncipe
Ceniciento se casó con la Princesa Lindapasta y fueron ricos y felices por
siempre jamás.
La Princesa
Lindapasta habló con el hada de los tres peludos…
… y ésta los
convirtió en hadas domésticas. Y en adelante, les tocó hacer las labores de la
casa, por siempre jamás.
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