sábado, 12 de julio de 2014

CUENTO: Urraca flaca

María Alicia Esain

Se anuncia en el campo un gran baile de plumas y picos. Toda la pajarería se adorna con las mejores plumas. El hornero, bien marrón; el cabecita negra, con su gorrita lustrosa; el benteveo, amarillo y negro como los taxis de Buenos Aires, el picaflor es el más bonito, por supuesto. Las cotorras y su verde aportan lo suyo. Realmente un espectáculo de gente volante. Hay una que ha tenido que sacar de un lado y de otro algo para lucir mejor. Su plumaje no es demasiado atractivo y como le gusta llevarse al nido cosas que brillen, muchos no la quieren cerca. ¿Esta noche será diferente? Espera con muchas ganas la ocasión, porque está decidida a hacerse de amigos: la soledad no le gusta nada.

Urraca Flaca está preciosa en la fiesta de los pájaros. Su plumas no serán coloridas, pero adornada con collares, pulseras, aros y broches que brillan parece una estrella luminosa. Se mira en su espejito de papel de plata y no se ve como desearía. Ella quiere tener cara de buena, además, pero casi nunca le sale.

Ahora está un poco triste porque escuchó una conversación entre la tijereta y el pájaro carpintero:

-¡Esa Urraca Flaca no presta nada!- cuenta la tijereta- Hace unos días le pedí una tijera porque la mía estaba desafilada y me la negó. La necesitaba para cortarle el penacho al cardenal. Soy peluquera. Miró para adentro del nido y me dijo: “¡Qué macana, no tengo nada”


-Me pasó algo parecido- respondió el pájaro carpintero- A mí me faltaban clavos para el ropero de los gorriones. Ellos lo necesitan con urgencia, porque se viene el verano y tienen que guardar la ropa de invierno.También le pedí algunos a Urraca Flaca. ¿Sabe qué contestó? “¡Qué macana, no tengo nada!”

En ese momento llega una paloma mensajera llorando a todo volumen:

-¡Uhhhhhh! ¡Uhhhhhh! ¡Uhhhhhh! Soy paloma mensajera y he perdido mi pulsera.

¡Uhhhhhh! ¡Uhhhhhh! ¡Uhhhhhh!

Entonces Urraca Flaca viene volando y le da su brazalete dorado más hermoso.

Enseguida se mira nuevamente en el espejo de papel de plata y se ve cara de buena. Un poquito, por lo menos.

Aparece una gaviota vieja a la que le falta un ojo de cuando era gaviota pirata.

-Urraca Flaca.¿No tendrás una perla negra para hacerme un ojo?

-¡Qué macana, no tengo nada!- dice la urraca casi sin pensarlo. Luego recuerda sus momentos frente al espejo de papel de plata y cambia:- Miraré qué tengo debajo de la cama ¡Venga mañana!- Lo piensa mejor, busca dentro del nido, encuentra lo que la gaviota anda necesitando y se lo alcanza:

-¡Gracias, Urraca Flaca! ¡Qué favor me ha hecho! Venga mañana a mi nido, a comerse un lindo guiso de gusanitos- le responde la gaviota y la Urraca Flaca está muy feliz. ¡Tiene una amiga!

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